De Camilo a Platero: Entre la libertad y el regreso (Tercera parte)

Platero ha aprendido a ser libre… pero no todo está dicho. Su destino aún está en manos de quienes deben decidir: ¿volverá a la vida que lo quebró o podrá seguir soñando entre flores y respeto?
Una reflexión conmovedora sobre justicia, compasión y segundas oportunidades. 

Si aún no leíste la parte anterior, te invito a hacerlo antes de continuar:

👉 [Parte 1: La historia real de un burrito que soñó con ser libre](enlace a Parte 1)
👉 [Parte 2: Camino a una segunda oportunidad](enlace a Parte 2)



Todos los créditos al creador de esta imagen


Hoy soy Platero: un ser que se siente amado, respetado y acogido, tanto por humanos como por mis hermanos animales.

Si alguien hablara conmigo y me preguntara por los dueños de Camilo, les diría:

Gracias. Gracias por haberme albergado y por haberme permitido ayudar en el rancho. Siempre lo hice con cariño.

 




Pero ahora…

Ahora que conocí esta otra cara de mi México lindo y querido… quiero ser Platero.

Porque por primera vez he sentido el aire en mi carita con cicatrices, no con heridas. Y aunque camino despacio, ¡soy libre!

 

Hoy le pido al Dios de los animales que nunca me deje volver atrás.

Quiero seguir siendo Platero: un asno feliz, lleno de vida y con la esperanza de que algún día todos los seres vivientes se respeten, se amen y admiren la grandeza que hay en cada uno.

 

Solo hay una cosa que me preocupa...

He oído decir que en el pueblo hay división por mí. Algunos quieren que regrese a ser Camilo, el burrito de carga, el de antes...


Y otros piden que me quede como Platero, el burrito libre, el de ahora.

Y entonces, con el alma en los cascos y la voz temblando, les pregunto a quienes desean que vuelva a mi antigua vida:

¿De verdad creen que un ser, ya sea humano o animal, merece vivir a golpes, con hambre, con miedo, en soledad?

¿De verdad creen que un corazón, por tener cuatro patas y orejas largas, no siente dolor ni tristeza?

¿Creen que, porque no hablo como ustedes, no tengo pensamientos, recuerdos ni sueños?

 

Yo no elegí cargar tanto peso. No elegí las heridas, ni los días sin descanso. Tampoco elegí la tristeza de no conocer la ternura…

Pero sí elegí ¡no rendirme!

Elegí, con cada rebuzno, con cada paso cojo, con cada mirada herida, seguir viviendo, esperando que algo cambiara.

Y ahora que el Dios de los animales lo hizo, ahora que sé lo que es el respeto, la compañía, el alivio… ¿por qué debería volver al lugar donde solo conocí el castigo?

 


Todavía no hay nada escrito sobre mi destino.

Dicen que pronto tomarán una decisión. Y, lo confieso, tengo miedo.

Miedo de que mi libertad les parezca incómoda.

Miedo de que prefieran mi silencio a mis pasos lentos, pero libres.

Miedo de que olviden que hasta un burrito puede soñar con una vida digna.

 

¡Que el Dios de los animales me acompañe!

Y que el Dios de los humanos les acaricié el alma para que entiendan que esta nueva vida, llena de cuidados, de flores, de cielos abiertos y alfalfa compartida, es todo lo que siempre deseé… y lo que todo ser viviente merece.

Pero esto aún no termina...

El pueblo está dividido, el juez se prepara para tomar una decisión, y yo solo quiero seguir soñando con la vida que recién empiezo a conocer.

¿Volveré a ser Camilo, el burrito de carga? ¿O me permitirán seguir siendo Platero, el burrito libre?

Muy pronto...
la historia tendrá un nuevo capítulo.

Con amor borrico,
Platero... o Camilo



Comentarios

Entradas más populares de este blog

Una historia perruna, soy Afrodita

De Camilo a Platero: La Historia Real de un burrito que soñó con ser libre

Ellos estuvieron ahí